martes, mayo 30, 2006

TIPOS DE FE.


La mala fe y la buena fe



Por Miguel Wiñazki
Mwinazki@clarin.com


La mala fe es una de las tantas formas de la farsa. Para Sartre, que se equivocó mucho, creo, en términos de análisis político, pero poco en el reflejo de situaciones existenciales, la mala fe es “actuar” como si uno no tuviera nada que ver con lo que le ocurre. El ejemplo que despliega en “El Ser y la Nada” es el siguiente: “dos jóvenes están sentados en un café; ella sabe que el hombre intenta seducirla, la charla avanza y él toma la mano de la joven. Pero la mujer no responde, deja estar las cosas, ni retira la mano ni confirma la intención del hombre, evita tomar una decisión (aceptar o rechazar la insinuación) dejando su mano en la de él como si realmente no fuese consciente de la situación: se trata a sí misma como un objeto, como algo pasivo, como si no fuese protagonista, como si le ocurriesen las cosas y no fuese propiamente libre…”.

Eso es lo que Sartre denominaba “actividad-pasiva”, se actúa simulando que no se actúa, se piensa y se calcula lo que ocurrirá con la acción-inacción estratégica, el objetivo es que los demás no adviertan que uno en verdad está actuando, que está decidiendo, que quiere manejar la situación pero sin que se note, suprimiendo las manifestaciones visibles de esa acción.

La mala fe es polifuncional, y su epicentro es el amplio campo de la acción comunicativa. Tener mala fe es intentar comunicar que uno es víctima de las circunstancias. Es intentar borrar el Yo. La frase central de la mala fe es: “Yo no fui”, o más in extenso y preciso: “Yo ‘no’ soy”.

Tener mala fe es esconderse cuando hay que dar la cara, y tener buena fe es, de pronto, dar la cara aún cuando la prudencia indica que es mejor esconderse.
La perfecta contrapartida de la mala fe en la historia del periodismo es el alegato a favor del capitán Alfred Dreyfus, dirigido por Emile Zola mediante una carta abierta al presidente de Francia y publicada por el diario L'Aurore - el 13 de enero de 1898 en su primera plana.

Zola acusaba en nombre propio a los confabuladores que habían condenado a Dreyfus falsamente por espionaje y lo habían deportado para siempre a la Isla del Diablo. Dreyfus no había cometido ningún delito. Era judío, y eso era lo imperdonable para buena parte de la oficialidad francesa que por eso y sólo por eso no lo aceptaba en el ejército. Fue una infamia. Pero Zola acusó de buena fe. “No ignoro que, al formular estas acusaciones, arrojo sobre mí la Ley de Prensa, que se refiere a los delitos de difamación. Y voluntariamente me pongo a disposición de los Tribunales”. Zola sabía que después de su artículo él también sería acusado. Sería un círculo infernal. A él, que denunciaba la difamación real, lo estigmatizarían como difamador, aunque eso fuera irreal. A pesar de todo escribió lo que tenía que escribir. El y L´Aurore, que editó su carta, contribuyeron decisivamente para que al fin, después de una camino largo y sucio, se hiciera justicia con Dreyfus.

La historia del periodismo abunda en ejemplos de mala fe. Pero también en ejemplos de buena fe y valentía como el de Zola, que era escritor y periodista.

Y que es una brújula moral.

Para siempre.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Gala:

Mi nombre es Priscila, estoy en 1er año de comunicación en la UBA. Haciendo un trabajo sobre el rol del periodismo durante el golpe del `76, llegué al blog de Leandro en el que hiciste varios comentarios pertinentes (sabés de qué te hablo, no? contaste de las estrellas de mar, te acordás?) y en uno de esos comentarios decías q la puerta de tu blog estaba abierta... entonces entré. Permiso.

Me gusta mucho tu estilo. En tu perfil dice "lo mío es radio y tv" y quería saber si actulmente estabas trabajando en radio... si es así, decime en cuál y a qué hora así te escucho!

felicitaciones por el blog! Suerte!

PRi ^-^

Gala dijo...

No estoy en radio ahora Priscila.
En tv creo que el martes próximo sale lo último mio en Argentinisima Satelital.
Estoy con otros proyectos.
Gracias por tu comentario.

C. W. Karl dijo...

Dentro del periodismo una muestra inequívoca de mala fe es opinar en función de la pauta publicitaria oficial, privando al público en general de acceder libremente a la información que le puede abrir los ojos, ante una realidad a la cual se intenta constantemente manipular para beneficio del gobernante de turno.


Besos